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DANZA: Tango


Se dice que bailar Tango es "caminar con firulete". Esta definición ilustra el espíritu del baile sin demasiada teoría, pero como en cada compás siempre se mueve un pie, o sea, si en un compás se desplaza un pie, en el siguiente deberá desplazarse el otro, se asemeja a caminar. El tango posee amplias posibilidades coreográficas, constituyendo un espectáculo de singular belleza visual. Es importante diferenciar el baile coreografico del improvisado. En el primero, prima la habilidad de los bailarines, generalmente profesionales, que danzan en la búsqueda de un espectáculo. El baile "amateur", donde las figuras no obedecen al armónico resultado de ensayos previos sino que tienen a la improvisación como protagonista, busca lucimientos personales en pos del real espíritu del tango: la seducción. El "firulete", que en este caso se refiere a los pasos que la pareja realiza como muestra de destreza para adornar el baile y seducir, es el detalle que transforma el tango en un vistoso espectáculo.


El tango no es un baile que pueda realizarse de forma individual, tiene a la pareja como unidad básica e indivisible. La mujer seduce y el hombre conduce. Es el hombre el que cobija a la mujer y la sostiene, la dama se desenvuelve en todo el baile bajo el amparo del mismo, rompiendo el equilibrio para recostarse sobre su pecho. La actitud de entrega de la mujer la deja en una posición de dependencia y el que manda es el hombre: él decide cuándo, dónde y con qué velocidad se generan los movimientos. La tarea de la mujer no es, sin embargo, menos importante: ella debe acompañar la propuesta e interpretar a su compañero en un juego de seducción donde la fragilidad y delicadeza de su desempeño tienen un papel preponderante. Esta relación es la base del tango. variantes que el tango permite hacen necesaria una comunicación fluida y unívoca entre los bailarines


Ya sea en la improvisación como en la cuidadosamente ensayada coreografía, cada pareja crea su propio código de comunicación. Comúnmente, la mano derecha del caballero es aquella que toma a la mujer por la espalda y con la que generalmente se indican los giros y movimientos hacia adelante. Con la mano, el hombre "acomoda" la cintura de la mujer indicando el movimiento de rotación que debe realizar. Cuando el hombre presiona con los dedos, indica un giro en sentido contrario a las agujas del reloj; por el contrario, cuando la presión es realizada con la parte baja de la palma, se indica un giro en el sentido de las agujas del reloj. Una presión de la mano atrayendo a la mujer le indica que inicie un movimiento hacia adelante. La mano izquierda y los hombros son los utilizados para indicar desplazamientos laterales y retrocesos, y también acompañan las rotaciones. Un dato importante a considerar es la tonicidad del brazo libre (derecho de la dama, izquierdo del caballero). El brazo debe poseer tonicidad, esto es, ofrecer resistencia pero manteniendo la flexibilidad, así se hace posible que el hombre use como palanca, como extensión del cuerpo el brazo izquierdo de la mujer para indicar un desplazamiento lateral (si el mismo debe realizarse hacia la izquierda del hombre, podrá apreciarse su utilidad y si se pretende que sea hacia la derecha podrá observarse la importancia de la tonicidad). La tonicidad de los brazos también es importante a la hora de indicar un retroceso a la mujer: si existe firmeza el avance del hombre tendrá un natural acompañamiento hacia atrás de la dama, si los brazos están flojos se la "llevará por delante".

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