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DANZA: Ballet

El ballet o danza clásica es el nombre específico dado a una forma concreta de danza y su técnica. Según las épocas, los países o las corrientes el espectáculo coreográfico puede incluir: danza, mímica, y música (de orquesta y coral), decorados y maquinaria.
También se utiliza el término ballet para designar la pieza musica compuesta, a propósito, para que sea interpretada por medio de la danza. El Ballet está considerado como una de las Artes Escénicas.
La técnica de esta danza tiene una dificultad importante, ya que requiere una concentración para dominar todo el cuerpo, añadiendo además un entrenamiento en flexibilidad, coordinación y ritmo musical. Lo habitual, aunque no obligatorio, es que se aprenda con una edad temprana, para interiorizar y automatizar movimientos y pasos técnicos. Es ideal una formación paralela en solfeo, aunque tampoco imprescindible
Para el calentamiento se utiliza una zapatilla de tela (o piel) con suela partida o completa, muy blanda y fácilmente adaptable. Cuando la experiencia, la condición física y la fuerza del bailarín ya lo requieren, se comienza el entrenamiento con las puntas de ballet. El vestuario debe ser cómodo y, sobre todo, debe dejar marcado el cuerpo para poder corregir y ver los movimientos de cuerpo, brazos y piernas.

Historia
El Ballet nació en Italia pero alcanzó su máxima expresión en Francia durante el reinado del rey Luis XIV. En Francia, el vestuario, la música, la decoración y el lenguaje corporal, tomaron una gran importancia.
En la actualidad, España posee alrededor de trescientos bailarines en el extranjero. Muchos de ellos proceden de la insigne escuela del zaragozano Víctor Ullate, quien formó a las grandes estrellas de la actualidad como Ángel Corella (Madrid, 1975), Bailarín Principal del American Ballet Theatre y director del Corella Ballet-Castilla León, Tamara Rojo (Montreal, 1974), primera bailarina del Royal Ballet de Londres y Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2005, ex aequo con Maya Plisetskaya, Prima Ballerina Assoluta. También merece una especial mención Lucía Lacarra (Zumaia, Gipuzkoa, 1975), Bailarina Principal del Ballet de la Ópera de Munich, Premio Nijinsky 2002, Premio Benois de la Danse 2003, Premio Nacional de Danza 2005, nombrada Bailarina de Cámara de Baviera en 2008, entre otras muchas distinciones de la bailarina guipuzcoana. Por la escuela de Ullate, también han desfilado otras insignes estrellas como Igor Yebra (Bilbao, 1974), Bailarín Estrella del Ballet de la Ópera de Burdeos, Joaquín de Luz (San Fernando de Henares, 1976), Bailarín Principal de New York City Ballet, Carlos Pinillos (Madrid, 1977), Bailarín Principal de la Companhia Nacional de Bailado de Portugal o Carlos López (Madrid, 1976), Solista del American Ballet Theatre, Itziar Mendizabal (Hondarribia, 1981), Bailarina Principal del Ballet de Leipzig, entre otros muchísimos.
Fuera de la escuela de Ullate, han emergido figuras como José Carlos Martínez (Cartagena, 1969), Estrella del Ballet de la Ópera de Paris, Alicia Amatriain (Donostia-San Sebastián, 1980), Primera Bailarina del Stuttgart Ballet, Gonzalo García (Zaragoza), Bailarín Principal del New York City Ballet, Asier Uriagereka (Mungia, Vizcaya, 1975), Bailarín Principal de los Ballets de Monte-Carlo, entre otros muchísimos bailarines que triunfan fuera de España.

Ballet en Puntas
Las puntas de ballet son zapatillas con puntas de cartón o yeso para sostenerse de punta. Se trata de una zapatilla especial creada para la estilización del cuerpo femenino a la hora de bailar en un escenario. Su coste suele ser alto. El uso de las puntas de ballet se suele hacer si se posee la capacidad y la fuerza necesaria en las piernas. Es muy peligroso que alguien sin la capacidad se suba a ellas ya que podria causar lesiones extremadamente graves y que como consecuencia no pueda bailar nunca más en su vida.
Al comenzar, la practica con ellas suele ser dolorosa. Hoy en día se acostumbra a usar protectores de silicona en la punta, antiguamente se usaba solamente protectores de tela. Aún así hay profesionales que tan solo se ponen esparadrapo para no sangrar, ya que les gusta mas sentir la punta.
En muchas escuelas, donde las niñas empiezan apenas a los cuatro años, se suele comenzar con las puntas alrededor de los nueve o diez años. Sin embargo, en academias reconocidas como la del Royal Ballet de Londres, los pequeños aprendices comienzan apartir de los once años y se empiezan a utilizar puntas alrededor de los quince. El entrenamiento es lento, y al comienzo sólamente durante pocos minutos ya que es un ejercicio que se debe hacer diariamente y con esfuerzo. Al cabo de un tiempo practicando, serán capaz de subirse en las puntas sin complicaciones.

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